ROMA - Las elecciones administrativas parciales celebradas ayer y el domingo en tres regiones de Italia dieron otra alegría a la oposición de centroizquierda, y un nuevo disgusto al primer ministro, Silvio Berlusconi, después del batacazo sufrido en las elecciones regionales de primeros de abril, en las que el centroderecha sólo obtuvo dos de las trece regiones disputadas. En esta ocasión, votaban 2,3 millones de ciudadanos en tres regiones con estatuto especial: Trentino-Alto Adigio, Valle de Aosta y Cerdeña, en las que se elegían ayuntamientos, y en el caso de Cerdeña, además, ocho consejos provinciales.

Al cierre de esta edición, el centroizquierda había ganado de nuevo en Aosta y Trento, capitales del Valle de Aosta y del Trentino, mientras que en Bolzano, capital del Alto Adigio, el centroderecha vencía, pero no de modo suficiente, por lo que habrá segunda vuelta dentro de dos semanas. En esa segunda convocatoria, es altamente probable que la alcaldía vaya al centroizquierda, porque el SVP (Südtirol Volkspartei), decisivo partido bisagra en esta zona bilingüe ítalo-germana, anunció ayer mismo que dará su apoyo al candidato del centroizquierda.

En la isla de Cerdeña proseguía anoche el escrutinio, pues se votó hasta las tres de la tarde de ayer, pero los sondeos otorgaban la victoria al centroizquierda, que lograría siete de las ocho provincias que elegían consejo. La gran mayoría de los ayuntamientos disputados en las tres regiones eran de localidades de menos de 15.000 habitantes.

Este nuevo disgusto electoral para el centroderecha, aunque menor en magnitud, llega después del ya sufrido por los pésimos resultados de los comicios regionales de los días 3 y 4 de abril, que desencadenaron una crisis interna en la coalición gobernante. Los democristianos de UDC retiraron a sus cuatro ministros del Gobierno para forzar a Berlusconi a dimitir y a formar nuevo gabinete. Así lo hizo, al final, con la esperanza de que llegue a las elecciones generales del año próximo con perspectivas de nueva victoria.

UDC y el derechista Alianza Nacional -los dos socios estatalistas de Forza Italia, el partido del primer ministro- sienten que ha comenzado el principio del fin del berlusconismo, y tratan de que no les arrastre. El propio Berlusconi ha lanzado la propuesta de un partido único del centroderecha, sugiriendo incluso que no es fundamental que él lo lidere. El otro socio de gobierno, la federalderechista Liga Norte, no está interesado en el partido único.