BRASILIA.- El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, arrancó su campaña para el ballottage del 29 del actual con un pedido a los gobernadores para que apoyen una gran movilización popular que le permita conseguir su reelección, mientras la alianza que sostiene a su oponente, Geraldo Alckmin, comenzó a sufrir las primeras fisuras.

"Vamos a las calles, prepárense", dijo Lula a los gobernadores del Partido de los Trabajadores (PT) elegidos el domingo pasado, a quienes recibió en la residencia presidencial. El mandatario se mostró convencido de su triunfo, "porque el pueblo tiene que elegir al mejor candidato, el pueblo va a elegir sobre la base de lo que ve y de las cosas que conquistó", dijo.

En su discurso ante los gobernadores, Lula dijo que basará su campaña en una comparación "mortal" entre su gestión y la de su antecesor Fernando Henrique Cardoso, correligionario de Alckmin en el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). "Vamos a discutir profundamente en los debates el tema de la ética, de la corrupción", expresó Lula, quien aseguró que la comparación entre los logros de su gestión con los de Cardoso -quien gobernó Brasil entre 1995 y 2002- es "mortal" para el PSDB.

El mandatario exhortó además a los gobernadores electos a no dar por finalizadas sus campañas y a seguir en las calles para ayudarlo a mantenerse en la presidencia hasta 2010. "A partir de hoy haremos una campaña muy fuerte que va a cubrir todo Brasil -les dijo-. La campaña no se acabó para ustedes. Si pensaban salir de vacaciones, olvídenlo. No desarmen ni siquiera sus estructuras de campaña: en esta segunda vuelta habrá más participación popular."

El encuentro con los gobernadores electos puso en marcha la segunda etapa de la campaña de Lula, quien el domingo no logró conquistar la mayoría absoluta de los votos válidos y no pudo asegurar su reelección en la primera vuelta. El presidente obtuvo el 48,61% de los sufragios, siete puntos por encima de su oponente.

Además de los tres gobernadores electos del PT, Lula recibió ayer el respaldo de los representantes de los partidos aliados de izquierda que conquistaron otras cinco gobernaciones. A su vez, Alckmin, que terminó la primera vuelta de los comicios con un 41,64% de los votos válidos, tiene el respaldo de los gobernadores electos de los dos mayores colegios electorales de Brasil -San Pablo y Minas Gerais- y además logró la adhesión a su candidatura de la actual gobernadora de Río de Janeiro, Rosinha Matheus, y de su antecesor y esposo, Anthony Garotinho.


MALA MANIOBRA

Pero al conseguir la adhesión del ex gobernador Anthony Garotinho, que en la elección de 2002 apoyó a Lula, Alckmin abrió fisuras en la alianza de centroderecha que lo respalda. "Es un tiro directo a la cabeza", dijo el alcalde (intendente) de la ciudad de Río de Janeiro, César Maia, archirrival de Garotinho y coordinador de la campaña de Alckmin en ese estado. "La fotografía [de Alckmin] con Garotinho desarma el discurso ético de Alckmin", agregó.

También la candidata a gobernadora que apoya Alckmin, Denisse Frosard, mostró su disgusto: "El [Alckmin] demostró con esto que no le gusta Río de Janeiro. Le retiro mi apoyo y voy a seguir mi camino".

Para lograr la presidencia, Alckmin necesitará sumar por lo menos 13 millones a los casi 40 millones de votos que recibió en la primera ronda. Para eso, el ex gobernador de San Pablo busca ahora conquistar al electorado de izquierda que, en la primera vuelta, apoyó las candidaturas de Heloisa Helena, del Partido Socialismo y Libertad, y de Cristóvam Buarque, del Partido Democrático Laborista.

En una entrevista que publicó ayer el diario Folha de São Paulo , Alckmin buscó matizar su imagen de político "pro mercado" y favorable al modelo económico neoliberal al sostener que se considera más izquierdista que Lula.

"Lula está a mi derecha, porque no aprecia la democracia [...] El gobierno de Lula tiene un perfil autoritario", sostuvo el político socialdemócrata, quien opinó además que los integrantes del actual gobierno fueron "ultraconservadores" también en la política económica.