Roma - Sicilia, la isla afligida por la Mafia y el subdesarrollo endémico, puede vivir en primavera un cambio histórico. El cambio se llama Rita Borsellino, sorprendente candidata del centro-izquierda a la presidencia de la región. Borsellino, de 60 años, casada y madre de tres hijos, decidió dedicar su vida a la lucha contra la Mafia desde que, el 19 de julio de 1992, la poderosa organización criminal asesinó a su hermano, el juez Paolo Borsellino, y a cinco policías de su escolta. La victoria de Rita en las primarias de la Unión ha generado en Sicilia un entusiasmo que trasciende las fronteras ideológicas.

El fenómeno que encarna Borsellino viene de muy atrás, de cuando los asesinatos casi consecutivos de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino pusieron al Estado italiano contra las cuerdas. En aquellos meses de 1992 rugía la operación anticorrupción llamada Manos Limpias, las instituciones y los partidos tradicionales empezaban a venirse abajo y Sicilia parecía condenada a permanecer a los pies de la Mafia. La muerte de los jueces y sus escoltas provocó una llamarada de indignación popular, a la que se sumó la propia Rita: abandonó su empleo como farmacéutica e inició una cruzada personal contra las organizaciones mafiosas.


JUSTICIA DIVINA

En 1995, Rita Borsellino fue elegida vicepresidenta de Libera, una asociación antimafiosa fundada por el sacerdote Luigi Ciotti. A partir de entonces se dedicó a recorrer las escuelas de Sicilia y de toda Italia para difundir un mensaje regeneracionista. Ese trabajo le proporcionó una extraordinaria popularidad que, sin embargo, los radares de la prensa y los partidos políticos tardaron en detectar. Cuando, bajo el efecto de las primarias que refrendaron con cuatro millones de votos la candidatura de Romano Prodi, la Unión organizó también unas primarias en Sicilia, Borsellino, no afiliada a ningún partido, católica practicante y de ideas más bien conservadoras, se declaró aspirante. En un solo mes, noviembre, recorrió 8.000 kilómetros y visitó 72 municipios sicilianos. El 4 de diciembre, fecha de la votación, sólo tenía enfrente un adversario de peso, Ferdinando Latteri, rector de la Universidad de Catania. Rita, como se la conoce en Sicilia, obtuvo una rotunda victoria, con el 66,7% de los votos. La participación, muy alta, rozó los 200.000 votantes.

"La mía es una candidatura de discontinuidad, un intento por acabar con una situación que se hace eterna", dijo. En una entrevista realizada antes de la votación le recordaron que el presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi, aseguraba que el gobierno conservador de Sicilia seguía "el camino abierto por Paolo Borsellino". "¿Y Berlusconi no cayó fulminado en cuanto dijo eso?", preguntó Rita a la entrevistadora. "No", dijo ésta. "Eso es señal de que no existe ya la justicia divina", remató la candidata.

El fenómeno Rita parte del hastío de gran parte de la población ante la omnipresencia de la Mafia. El actual presidente de Sicilia, Totó Cuffaro, de Forza Italia, médico radiólogo, está a la espera de juicio por colaboración con Cosa Nostra. Según los fiscales, utilizó su cargo para ayudar a la Mafia a consolidar su poder en las estructuras sanitarias locales y para avisar a los capos cuando la administración emprendía alguna iniciativa contra ellos.

El sumario asegura que para contactar con los jefes mafiosos Cuffaro solía utilizar un móvil recargable a nombre de una persona inexistente, Maddalena Carollo. Aún está por ver si Silvio Berlusconi decidirá mantener como candidato a Cuffaro, o buscará a alguien de historial más limpio.

En cualquier caso, el fenómeno va más allá de la lucha contra la Mafia. Porque hasta ahora resultaba impensable en Sicilia que una mujer aspirara con posibilidades a la presidencia regional. Sólo 4 de los 90 diputados regionales son de sexo femenino. Una presidenta en Sicilia tras las próximas elecciones, a celebrar en mayo o junio, supondría un cambio de magnitud histórica.

Rita Borsellino carece, por el momento, de programa político, ya que la redacción del mismo corresponde a las asambleas de la Unión. Sí tiene un programa administrativo y de lucha contra la Mafia, basado en una renovación completa de los cargos públicos intermedios (que, como en otras regiones azotadas por la Camorra o la N'drangheta, tienden a ser siempre los mismos con independencia de los resultados electorales) y en el restablecimiento de la ley a todos los niveles de la Administración local.